Los fanales representan uno de los objetos decorativos más atrayentes de los últimos tiempos. Elaborados artesanalmente, están pensados para que la luz atraviese sus caras dando vida a sus diseños. Por eso, son elegidos por importantes decoradores a la hora de realizar la ambientación de un espacio.
Se pueden utilizar para la decoración en interiores, o bien en galerías, puertas de entrada, jardines o alrededor de la piscina, dando un toque de distinción, originalidad y luminosidad al rincón donde lo ubiquemos.
Dónde colocar un fanal
El fanal es ideal para ambientar un rincón especial de su terraza o jardín. No importa si allí sopla el viento, pues los vidrios perimetrales permiten resguardar la llama de la vela. En grupo o individualmente, será el detalle que permitirá prolongar hasta pasado el atardecer los momentos de agradable compañía, junto a su familia y amigos.
También pueden ser usados para decorar eventos especiales, fiestas de 15 años, casamientos, cenas románticas o simplemente estar en los recovecos de nuestra casa dando una luz diferente al espacio y, sobre todo, creando un clima realmente especial.
Aportan un clima único y diferente, lleno de paz y armonía. Cada vez que encendemos un fanal es una invitación al relax en nuestro propio hogar.
Es importante destacar que el hogar se construye no sólo de estos pequeños detalles que hacen al clima ameno, sino también tener un equilibrio mental, de salud y amor para poder hacer de nuestra casa un verdadero refugio.
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Debemos sentirnos seguros, atentos y en una búsqueda constante con cada detalle que le da prestigio, distinción y un toque de originalidad para que cada uno de nuestros invitados se sientan realmente a gusto.
El hogar no sólo requiere de color para embellecer y animar, sino color que resuelva las necesidades psicológicas de quienes vivan con él. La elección del color está basada en factores estáticos y también en los psíquicos, culturales, sociales y económicos.
El nivel intelectual, el gusto de la comunidad, la localización y el clima también influyen en la elección del color y en la finalidad de cada pieza.
Los colores del interior deben ser específicamente psicológicos, reposados o estimulantes porque el color influye sobre el espíritu y el cuerpo, sobre el carácter y el ánimo e incluso sobre los actos de nuestra vida. El cambio de un esquema de color afecta nuestro temperamento y, por ende, también nuestro comportamiento
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